lunes, 15 de mayo de 2017

Max Weber - Economía y Sociedad

Lectura. Weber, Max, (1969). Economía y Sociedad, Primera parte (portada a página 45) y segunda parte (pp. 170 a 204).

Aproximarse a la lectura de Economía y Sociedad, es disfrutar de uno de los libros más importantes de la Sociología en el siglo XX. Max Weber, sin duda fue un hombre adelantado para su época, con gran capacidad de explicar y comprender al ser humano en relación con su semejante. Fue un “intelectual triste”, pues sus constantes depresiones lo llevaron al punto de estar internado en un hospital psiquiátrico durante varios años de su vida. En anexo, fue un gran arquitecto de conceptos y explicaciones que a la fecha tienen vigencia, como por ejemplo, “el Estado definido como poseedor de la violencia legítima”, su clara distinción de la relación legalidad-legitimidad como un no necesario vínculo recíproco, y su definición de líder carismático que en nuestro contexto latinoamericano posee tanta aplicación.

Fue un sociólogo respetuoso de Marx, pero crítico de los marxistas que interpretaban su obra de manera simplista, de hecho se autodefinía como un materialista histórico no marxista. Era un intelectual, de posturas no ideológicas en sus escritos, preciso en sus conceptos y sus análisis, estando preocupado más por comprender la realidad que por cambiarla. Sin embargo, es más radical que Marx a la hora de ver a la sociedad como una arena de conflicto. Para Marx, el conflicto culmina cuando se hace la transición del socialismo (cuando el proletariado se hace dueño de los medios de producción y el Estado se convierte en la institución más grande y poderosa) al comunismo (escenario libre de burguesía y de dominación del hombre sobre el hombre) situándose en un contexto de paz ideal. En cambio, para Weber, nunca existirá dicho periodo de paz, pues la dominación es un elemento intrínseco de la sociedad. Simplemente no hay sociedad sin dominación.

En este orden de ideas, los dos capitulo abordados en la lectura, parecen escritos por dos personas diferentes, el primero, sumamente teórico, lleno de abstracciones y conceptos que necesitan repetidas lecturas para ser comprendidos, el segundo, agradablemente empírico, con categorías sencillas, pero de gran connotación, con una alta cantidad de ejemplos, que logran que el lector conecte sus postulados a la actualidad o a referentes históricos de corto alcance, sin duda, en este capítulo, logra la esencia de misma de la Sociología, darle un cuerpo explicativo a lo que se vive, lo evidente. De la primera parte se describirán los principales elementos igual que de la segunda, para culminar con algunas consideraciones finales de lo esbozado.

En las primeras páginas, de las más de mil que componen economía y Sociedad, Weber tenía una intensión parecida a la de Durkheim (1985) en sus reglas del método sociológico. Esta es, definir el campo de estudio de la Sociología. Durkheim veía esta disciplina como aquella que estudiaba los “Hechos Sociales”, definiéndola grosso modo como “la coacción” que ejercen las instituciones en los individuos en relación con su conducta. Por esta misma línea, Weber instala a la Sociología como la ciencia encargada de estudiar la “Acción Social”, es decir, cualquier tipo de proceder humano orientado por las acciones de otro, como los demás influencian su conducta y la materialización de la misma en su accionar. Realmente muy parecidos, con la diferencia, de que Durkheim, se enfoca más en el rol de los colectivos representado en instituciones, mientras que Weber está más enfocado en los individuos. Posterior al refinamiento de su concepto de acción social, nos presente 4 tipos de acciones sociales como creaciones abstractas ideales para aplicar a la investigación sociológica, estas son: Acción racional con arreglo a fines (determinada por expectativas que son usadas como medios para el logro de fines racionales), Acción racional con arreglo a valores, (determinada por la creencia consciente en el valor, el resultado no importa, sino el mérito del valor de la acción en sí. Se considera el valor propio del acto en su carácter absoluto). Acción afectiva, (determinada por afectos y estados emotivos) y Acción tradicional, determinada por una costumbre arraigada. Posterior a estas categorías se introducen la definición de elementos tales como relación social, uso y costumbre, orden legítimo, convención y derecho, lucha, sociedad y comunidad, relación abierta y cerrada, solidaridad y representación, orden administrativo y regulador, poder y dominación, asociación política e burocrática, todas de gran relevancia para comprender la realidad social desde la postura del que estudia.

Por otro lado, la siguiente parte, es quizás el capítulo más conocido de su extensa obra. Los tipos de dominación de acuerdo a su legitimidad legal-racional, tradicional y carismática. La dominación es definida por Weber como semejante, pero no igual, al concepto de poder. La primera es una probabilidad de obtener obediencia, la segunda, es un ejercicio rígido que siempre se ejerce, téngase o no voluntad del dominado de obedecer. Así pues, la legitimidad se configura como ese “plus” encargado de consolidar la dominación valiéndose de diversas herramientas que incentivan el mantenimiento de dicho sistema de dominación. En el caso de la racional, serían las burocracias, con unas características enlistadas por él (el gobierno de los funcionarios), en la tradición, sería la costumbre, materializada a través de la herencia del poder y la nula rotación del que gobierna y en el carisma, serían esos atributos casi mesiánicos del que gobiernan que lo convierten en el “bendecido”, “el iluminado”, “el salvador”, “el caudillo” teniendo facultades sui generis que lo convierten el único apto para gobernar.

¿Cuántas veces no nos hemos quejado por los sistemas “hiperburocrátizados” lentos en sus procesos, poco eficientes y difíciles de entender en su forma de operar? Es por eso que generalmente odiamos hacer trámites en instituciones de gobierno. ¿Por qué en pleno siglo XXI aún hay gobiernos qué tienen la categoría de reinos como por ejemplo el de España y Reino Unido, si el régimen democrático es el que mayor aceptación tiene? ¿Por qué Venezuela está atravesando por unas de las situaciones económicas más precarias de su historia y no ha generado una transición en sus gobernantes, si otros países por menos, ya hubiesen reemplazado la izquierda por la derecha o viceversa?

Estas preguntas son las que hacen que cientos de años después de escrito, Economía y Sociedad, aún tenga vigencia, pues estos tipos puros de dominación aún los vivimos, algunas veces los tres al tiempo. Que útil es Weber para entender los gobiernos populistas que hemos tenido a lo largo de nuestra historia latinoaméricana, en la reciente, con casos como, Chávez en Venezuela, Uribe en Colombia, Morales en Bolivia y todos los procesos de dictaduras que atravesó nuestro continente teniendo por una gran cantidad de años, gobiernos de corte tradicional. Más que críticas a su teoría, es mejor reconocer, que es uno de los autores más vigentes de la Sociología, es un clásico porque su pensamiento aún tiene aplicación. Con Weber se comprende la siguiente premisa: por más cambios que hayan en el sistema, siendo los proletarios, las mujeres o cualquier minoría oprimida la que gobiernen, siempre existirán relaciones de dominación y por lo tanto, tensiones latentes entre los individuos y colectividades.

Referencias.

Durkheim, Émile (1985), Las reglas del método sociológico. Introducción y capítulos 1 y 2, pp. 5-46, ed. 2da, Colofón, 2015.

martes, 2 de mayo de 2017

El 18 Brumario de Luis Bonaparte - Karl Marx

Lecturas: Marx, Carlos, (2003), El 18 brumario de Luis Bonaparte, Fundación Federico Engels. Pp. 1-108.

El 18 Brumario de Luis Bonaparte es sin quitarle, ni ponerle, la teoría Marxista puesta en práctica con un estudio de caso. Elementos neurálgicos de dicho artificio, como la lucha de clases, el Estado como aparato legitimador de la dominación, la economía como determinante de las interacciones sociales y políticas, la precaria situación del proletariado frente a una burguesía fragmentada, que se disputan como lobos rapaces el poder de acuerdo a intereses particulares, son una amalgama de situaciones que ponen de manifiesto una sociedad construida sobre la base del conflicto. Valores como la solidaridad, el consenso, la cooperación y los principios morales no son más que ingenuas representaciones de un país de Cucaña que Marx decide reemplazar por antagonismos constantes, por polarizaciones dentro de grupos homogéneos (burguesía) e inesperadas alianzas entre grupos disimiles (pequeña burguesía y proletariado) motivadas por la necesidad coyuntural.

Es así, como un personaje mediocre y grotesco, como él denomina textualmente, logró quedarse con el poder y llevarse la distinción de héroe. Lógicamente, no se valió de capacidades que no posee, por el contrario, él terminó siendo la materialización de la lucha de clases como génesis y producto. Más importante que reseñar la descripción del hecho como lo hizo Marx, me interesa rescatar los insumos que a mi juicio son las aportaciones más importantes de la obra y situar la utilidad de la misma en un contexto actualizado.

El primer hecho de relevancia a destacar, es el uso de la construcción epistemológica del materialismo histórico o dialectico. Marx (1859) explica esta como: “en la producción social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social”.

Es sumamente interesante, observar como en algún momento de la coyuntura, principios morales y políticos como la libertad de prensa, el derecho al voto y la libertad de asociación, pilares ideológicos de la burguesía y de las corrientes liberales, terminan siendo omitidos después de instalados, bajo menesteres encaminados a darle muerte política al proletariado como clase influyente en la toma de decisiones. En este estado de cosas, Marx hábilmente, corrobora su argumento de Materialismo Dialectico, pues históricamente la economía supedita las relaciones políticas, es por eso, que los principios de la burguesía fueron inestables, pues al ver que estaban siendo víctimas de su propio invento, deciden eliminarlos con el objetivo intrínseco de ser la clase hegemónica desde lo económico.

Por otro lado, el 18 brumario, se convertiría en los años siguientes, en un precedente que demarcaría un enfoque para el análisis político1. El materialismo dialectico aplicado a los análisis coyunturales, sitúan al conflicto como eje neurálgico en los análisis que diversos intelectuales y políticos realizaron a diversos países para comprender sus particularidades y condiciones capaces de propiciar una revolución. Sin duda, de Marx, es válido valorar su contribución al pensamiento práctico, pues pocos autores han tenido tanta influencia en la historia humana como este alemán. No solo es el padre de una corriente sociológica, también es un referente obligatorio para la economía, la ciencia política y los análisis históricos.

Finalmente, destaco, su reconstrucción del concepto de Estado, entendiéndolo como un artificio inventado por la burguesía para “legalizar” y por ende, acrecentar la dominación esta clase sobre la proletaria. Con el argumento del Estado como garante de seguridad, se le da la categoría de “delito” a las aspiraciones de la clase proletaria de exterminar su yugo y sus profundas condiciones de desigualdad a través de la revolución. La política, no es más, que una arena de sistemática tensión en la cual están inmersos diversos intereses de clase como categorías económicas que se trasladan a las demás facetas sociales. Quizás esta apreciación explique porqué nuestros políticos se contradicen en los principios que proclaman en sus discursos, cambiando algunas veces de partidos completamente alejados ideológicamente.

Contrario al principio aristotélico de la política como la búsqueda del “bien común” queda manifiesta una realidad mucho más pesimista que la sitúa como una disyuntiva en donde la estrategia, la competencia y la disputa sitúan como hegemónicos unos intereses sobre otros. Sin duda, el conflicto transforma, para bien o para mal, la sociedad se dinamiza. Marx detalladamente nos narró como cambió la sociedad Francesa en un tan solo un año que duró la coyuntura que dio pie al golpe de Estado de Luis Bonaparte. De nuestro conocimiento del conflicto y de la consecuente capacidad para construir paz y consensos fruto de la negociación de intereses, se desprende la importancia de las Ciencias Sociales, como disciplinas capaces de ver a la sociedad como un organismo vivo que cambia sus matices y está en constante evolución. Evolución que conserva un rasgo fundamental: la dominación como referente intrínseca de interacción entre los colectivos sociales y los individuos.



Referencias.

Diario de un periodista desempleado. (2014). Análisis al 18 Brumario de Luis Bonaparte. Recuperado de: http://columnadejuliano.blogspot.mx/2014/04/analisis-el-18-brumario-luis-bonaparte.html

Marx, K. (1859). Prólogo a la Contribución a la crítica de la economía política.

Olivé, A. (2014). El análisis político de Coyuntura. En torno al 18 Brumario de Luis Bonaparte. Blog: Marx desde Cero. Recuperado de: https://kmarx.wordpress.com/2014/02/21/el-analisis-politico-de-coyuntura-en-torno-a-el-dieciocho-brumario-de-luis-bonaparte