Lectura:
Sáez, H. (2008). Cómo investigar y
escribir en Ciencias Sociales, México, Universidad Autónoma Metropolitana,
pp. 13-41.
El capítulo tiene como objetivo
realizar una aproximación introductoria al estudio de las ciencias sociales
como se conciben en la actualidad. Para ello, se vale de los siguientes
insumos: 1. definir el concepto de ciencia separándola de la noción positivista
de sinonimia con las ciencias naturales,
haciendo incongruente la idea de la absoluta objetividad para la
multiplicidad de disciplinas sociales existentes. 2. realizar una reseña
histórica en la cual se describe el origen de las ciencias sociales
contemporáneas como artificios al servicio del sistema económico capitalista,
describiendo consigo las diversas corrientes teóricas clásicas (positivismo y
marxismo) y contemporáneas (estructural-funcionalismo y sociología de la dependencia).
3. abordar su faceta investigativa explicando temáticas de relevancia como lo
es la determinación del objeto de estudio, el diseño de la pregunta de
investigación y las hipótesis (y su posterior comprobación). 4. la importancia
del lenguaje especializado y la utilización de conceptos para la comprensión de
los fenómenos estudiados, ligado a la característica intrínseca de la ciencia
social como disciplina que busca interpretar la realidad y comprender las interpretaciones
de los diversos científicos sociales al mismo fenómeno, haciendo de estas
disciplinas un escenario de constante discusión. 5. Finalmente, realizar una
reflexión acerca de la necesidad de contribuir a que las ciencias sociales sean
disciplinas críticas al servicio de la humanidad y no del mercado. El presente
ejercicio de reseña, pretende sintetizar los cinco puntos nominados con la
intensión de comprender con mayor acierto las ideas principales del capítulo.
Para Sáenz, el ejercicio
de definir el concepto de ciencia social, es una tarea que se enmarca en una constante
confusión. Por un lado, medirla con el racero positivista de disciplinas que
están en una constate búsqueda de determinar la materialidad física de los
fenómenos, es una noción burda y anticuada, que limita en sí mismo el alcance
de los procesos investigativos, sin embargo, este propósito sigue teniendo
cabida en la discusión disciplinar. Por otro lado, como ciencias, se tiene una
fuerte fragmentación resultado de la burocratización de los centro de estudios,
ignorando, la importancia que tiene la interdisciplinaridad para comprender de
manera integral los fenómenos que se estudian.
Posteriormente, después
de evidenciar la ambigüedad y la falta de integración, que caracteriza el
actual estado de la ciencia social, el autor emprende una reseña histórica en
la cual explica el origen de algunas disciplinas sociales en un marco de
modernidad. La consolidación del capitalismo y acontecimientos de relevancia
como la segunda guerra mundial, dieron origen a disciplinas como la
antropología, la sicología social y la sociología. De esta última descripción,
el autor explica el engranaje Ciencia/Tecnología/Producción/Mercado, situando a
las ciencias sociales contemporáneas como saberes que investigan al hombre, con
el objetivo racional de favorecer intereses particulares, en últimas es el
resultado de la investigación un fruto al servicio del cliente. Aunado a lo
anterior, Sáenz no solo reseña el contexto histórico en el cual se configura la
génesis de las disciplinas, también habla de las corrientes teóricas que han
sido hegemónicas tanto en lo clásico (positivismo y marxismo), como en lo
contemporáneo (funcionalismo y teoría de la dependencia). A continuación, la
presente gráfica, sintetiza los principales postulados de cada teoría.
Gráfica
1: Teorías en Ciencias Sociales
Clásicas
|
Contemporáneas
|
Positivismo: Como lo
sostiene Comte, es la perfecta continuidad entre las ciencias naturales y las
ciencias sociales. Es la búsqueda de la suprema objetivación de los objetos
de estudio.
|
Funcionalismo: La vida humana
no es una adaptación a las condiciones existentes, los fines de los actores
sociales y la superación de los obstáculos para lograr dichas metas, son los
verdaderos condicionantes de la dinámica social.
|
Marxismo: Es una
vertiente con un matiz más ideológico. Su principal aporte, se centra en la
instrumentación para el análisis histórico de la explotación y un arma de
lucha contra la opresión económica y política.
|
Teoría de la
Dependencia: Relación
asimétrica entre el centro (EE.UU) y la periferia (América latina).
|
Fuente:
Elaboración propia, sobre la base de Sáenz, 2008.
Consecuentemente, después
de entablar este paneo breve a cerca de estas corrientes teóricas, el autor
enfila sus argumentos hacia la aproximación investigativa en ciencias sociales
valiéndose de tres momentos esenciales para realizar un buen ejercicio. El
primero, es la propuesta de Bourdieu de la “ruptura
epistemológica”, es decir, abandonar hábitos y prejuicios propios del
sentido común, para obtener neutralidad investigativa. El segundo, es la
determinación del objeto de investigación con conceptos claramente determinados
y contrastables con el fenómeno, para finalmente, culminar con la comprobación
de la hipótesis con datos objetivos (Sáenz. 2008. 27).
Respecto al segundo
punto, el de la formación conceptual, Sáenz plantea que estos son el resultado
de la combinación de datos empíricos, con objetivos de investigación y
resultados de otros estudiosos. Sáenz, en algo coincide con Bourdieu (2008),
quizás por la misma razón que trae a colación la ruptura epistemológica, es en
el hecho de que ambos buscan que la investigación en ciencias sociales sea
forjadora de teorías, y cumpla con un rigor conceptual capaz de explicar no
solo el hecho al que se aproxima el investigador, sino que pueda servir como
referente de análisis para investigaciones similares al objeto.
Finalmente, el autor dirige sus últimas consideraciones a
un ejercicio que trasciende lo descriptivo hacia lo reflexivo. Su crítica, se
enfoca en la ciencia social como artificio del circuito Ciencia – tecnología – producción y mercado. Sáenz, va más allá
legitimando la relevancia de jerarquizar los problemas sociales nominando
ejemplos de desigualdad y violencia estructural a nivel global. Para el autor,
las ciencias sociales deben situar su mirada hacia problemas coyunturales que
permitan mejorar las condiciones de vida de la humanidad en su conjunto.
Así
pues, cabe plantearse las siguientes preguntas de lo leído: ¿Qué tan sencillo es llevar a la práctica la
ruptura epistemológica? Teniendo presente que como investigadores estamos
inmersos en esos contextos y algunas veces reproducimos los hábitos que allí
cohabitan, ¿qué aconsejaría el autor para hacer este proceso de ruptura? ¿Las
actuales investigaciones en América latina realmente están produciendo
conceptos y teorías con vocación generalista capaz de explicar otros fenómenos?
¿Es posible para el investigador social escapar de las dinámicas del mercado y
sobrevivir en el intento, haciendo investigaciones críticas capaces de
contribuir a la mejoría de la realidad social?
Al respecto, la lectura que hoy fue objeto de
análisis es valiosa en la medida que permite introducir al lector en el estado
de la cuestión de las ciencias sociales actualmente. Sin embargo, se considera
que este primer capítulo del libro al buscar realizar una descripción general,
carece en ciertos momentos de especificidad, como por ejemplo, la explicación
con mayor detalle de las teorías funcionalista y sociología de la dependencia,
además de que deja abierto interrogantes como los nominados en el párrafo
anterior. Sin duda, el estudio de las ciencias sociales es un emprendimiento
complejo, pues es difícil soltar nuestra cultura como mortal, para tomar una envestidura
científica con vocación de objetividad. Por ende, se conjetura con la siguiente
disyuntiva: ¿Se pueden realizar ciencias sociales críticas al servicio de la
gente, manteniendo la ruptura epistemológica? Por lo comprendido en el texto de
Sáenz, es difícil reflexionar y proponer una respuesta rápida.
REFERENCIAS:
Bourdieu, Pierre, Chamboredon,
Jean-Claude y Passeron, Jean-Claude (2008), El
oficio de sociólogo, Siglo XXI Buenos Aires. La ruptura y la construcción
del objeto, pp. 27 – 81.
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