miércoles, 7 de marzo de 2018

Las Reglas del Método Sociológico - Emilio Durkheim

Lecturas: Durkheim, Emile (1985), Las reglas del método sociológico. Introducción y capítulos 1 y 2, pp. 35-90, ed. 2da, Colofón, 2015.

Malinovski, Bronislav, Los argonautas del Pacífico Occidental: un estudio sobre comercio y aventura entre los indígenas de los archipiélagos de la Nueva Guinea melanesia. (1972). Prólogo del autor e introducción pp. 13-42

¿Cuál es el objeto de estudio de la sociología? ¿Cuáles son sus métodos para aproximarse a los distintos fenómenos sociales? Este par de interrogantes son resueltos de manera magistral por Durkheim (1985) y Malinoswski (1972). El primero, es un clásico que definió a la sociología como la disciplina encargada de estudiar los hechos sociales y dotarla de un método alejado de la normatividad propia de la filosofía y la subjetividad. El segundo, es un referente obligatorio de la antropología, dado que, surtió de nuevas bases metodológicas a la etnografía como herramienta cualitativa de estudio. La presente reflexión, más que realizar un ejercicio de síntesis, pretende, resolver los dos interrogantes planteados, desarrollando los insumos ofrecidos por los dos autores.

Durkheim (2015) es motivado a la redacción de las reglas del método sociológico por una inquietud central que desarrolla a lo largo de su obra: los sociólogos no se han preocupado por caracterizar el método que aplican al estudio de los hechos sociales. Sobre la base de esta premisa, antes de desarrollar su propuesta metodológica, dedica un capítulo completo a la definición de hecho social, para él, la claridad de este concepto es indispensable, pues la sociología se encarga de estudiarlo. En este orden de ideas, dentro de lo que se configuración como hecho social, la coacción tiene un rol protagónico, pues esta determina la conducta del individuo en relación con la colectividad. En términos más simples, es la presión que ejercen las instituciones sociales, para que el ser individual tenga una conducta socialmente aceptable.

Con esta claridad esbozada, Durkheim, propone sus tres reglas del método sociológico para acercarse a los hechos sociales: la primera de ellas consta en alejar sistemáticamente todas las prenociones. Aquí los conceptos de Mills de imaginación sociológica (1986) y de ruptura epistemológica de Bourdieu (2008) tienen relación directa, pues es un claro llamado a realizar una distinción marcada entre los imaginarios previamente concebidos y los fenómenos sociales a los que el sociólogo se aproxima. Segundo, Toda investigación científica se concentra en un grupo de fenómenos que responden a una misma definición. Para Durkheim, es fundamental que previo al desarrollo metodológico, se realice un fuerte marco teórico y conceptual (lo más genérico posible) capaz de contextualizar el tema a estudiar de manera eficaz. Finalmente, los análisis sociológicos deben excluir las manifestaciones individuales, recurriendo a herramientas más objetivables como el derecho, capaces de generar análisis en un marco de generalidad.

Por su parte, Malinoswski enumera tres criterios metodológicos básicos para la realización de la etnografía. El primero es el hecho de que la etnografía debe albergar procedimientos estrictamente científicos, conociendo normas y criterios de su estructura moderna. El segundo, es que el investigador debe acentuarse en una posición adecuada para su trabajo, es decir, en su caso personal, él no vivía con otros hombres blancos, estaba inmerso en un 100% en la comunidad que estudiaba. Por último, el investigador debe ser riguroso al momento de recolectar información, manejando una serie de métodos precisos en aras de recoger, manejar y establecer evidencias.
Hay un aspecto en común, respecto a las estrategias metodológicas, que se evidencia en los dos autores a pesar de su separación temporal y lo disimiles de sus temas de investigación: el rigor. Para ambos es indispensable mirar con ojos de científico el objeto de investigación, buscando la objetividad con gran intensidad a pesar de lo difícil que sea, al tener imaginarios preconcebidos gracias a la coerción institucional y al hecho de estar inmerso en la cultura que se estudia durante meses, en el caso de Malinoswski.

Se rescata además, la relevancia de un marco conceptual y teórico fuerte capaz de servir de soporte explicativo al objeto, no asumiendo por entendido que lo que se va a estudiar, ya se conoce, producto de lo que se ha aprendido en la cotidianidad. Por el contrario, se diferencian en la medida de que Durkheim es sumamente generalista, buscando de manera sistemática la formulación de macroteoría. Malinoswski, se enfoca mucho más en la particularidad, en el análisis detallado de un objeto delimitado, siendo muy específico, teniendo como objetivo, la comprensión de pequeños colectivos.
Cada uno a su manera, revolucionó la forma de hacer ciencia social para su época, pues eran grandes conocedores de lo que se había venido haciendo, teniendo la capacidad de señalar los errores e intentar corregirlos. Ambos acertaron en el ejercicio de mostrarnos una ciencia social que tiene como objetivo estudiar hechos sociales (desde la definición de Durkheim), sobre la base de un método que puede variar según el objeto de estudio, pero que por nada del mundo puede perder la cientificidad como objetivo primario. Sin embargo, cabe preguntarse ¿hasta qué punto podemos ser objetivos, si ya hemos sido socializados por las instituciones hasta el punto de crear hábitos? ¿Se puede ser objetivos cuándo vives meses en una comunidad? ¿Se corre el riesgo de sentirse parte de ella? O por el contrario, ¿juzgarla al ser tan diferente a investigador?

Por mayor ruptura epistemológica, imaginación sociológica, alejamiento de las prenociones o uso de herramientas estrictamente científicas, es sumamente complejo, concebir la idea de que una investigación no tiene como elemento per se unos intereses inmersos particulares, altruistas o ideológicos de por medio. Las instituciones no solo calan en los colectivos que se estudian, también influyen al científico como ser social implicado. Es por esta razón, que la lectura de lo que el investigador produce, también debe hacerse desde la panorámica de sus pensamientos, emociones, contexto y deseos explícitos, dado que, el que investiga es un ser humano, no un artificio creado para nunca fallar. Por su parte, el investigador debe tener claridad de que si bien la objetividad es la meta a buscar, quizás sus intereses vayan más allá de lo científico, teniendo una carga subjetiva presente. Así pues, las ciencias sociales son el resultado de un equilibrio entre la subjetividad del pensamiento del que investiga y la objetividad de la ciencia que lo respalda en su investigación.


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