1.
Bibliografía Lectura 1.
Scott, James C. (2000). Los dominados y el arte de la
resistencia. México: ERA, pp. 41-53. 71-96, 167-171, 217-237.
1.1.
Tesis central del autor.
Sin duda, se evidencia un cambio epistemológico en la forma de escribir
de Scott si lo comparamos con escritos propios de autores como Negri & Hardt y
Holloway. Los primeros, posmodernos, anclados en la discusión y argumentación
filosófica. El segundo, mucho más empírico, conservando una estructura
argumental propia de la sociología política en donde se busca aportar un nuevo
enfoque analítico a los estudios sobre el poder. Este último concepto, piedra
angular en los tres autores, difuso, amorfo, trasnacional en Negri & Hardt;
normativo y encaminado hacia un principio moral que privilegia la
horizontalidad por encima de la verticalidad en Holloway, es llenado
conceptualmente por Scott realizando trabajo cualitativo, apoyándose
principalmente en el análisis histórico.
¿Qué le interesa a Scott saber del poder? Yo diría que su profundidad.
Sus manifestaciones no evidentes, su desarrollo en una faceta cultural del
hombre que quizás ha sido olvidada por una ciencia con delirios positivistas
como la Ciencia Política. Más que la descripción o crítica de cómo las élites
dominan a las masas y de condenar moralmente este hecho, Scott está interesado
en comprender las manifestaciones del “discurso oculto”, de la resistencia, la
crítica, del desfogue propio de la frustración al reconocerse como dominados.
De otras formas de resistencia, o de las resistencias iniciales que dan origen
a revoluciones y movimientos sociales.
Scott soporta su argumento central sobre una paradoja: el dominado
acepta su subordinación al mismo tiempo que la rechaza. Este rechazo es el que
le interesa conocer al detalle. Lo interesante es la forma en cómo se
manifiesta el rechazo: a través del chisme, la danza, los rituales, los
cuentos, las bromas. En algún momento
pensé en un ejemplo clásico: la génesis del albur mexicano que logró
sostenerse hasta nuestros días.
De esta manera, se introduce un nuevo concepto para el análisis: la
“infrapolítica” de los desposeídos. Es interesante saber desde su
argumentación, que así como los dominados crean códigos para rechazar la
dominación, las élites también desarrollan estrategias para mantenerse, aparece
por ejemplo una cita de Hitler donde se resalta la importancia del trabajo
sicológico y la socialización de ideologías que ayuden a mantener la hegemonía
de los que dominan. Esto explica por ejemplo, porqué los pobres defienden la
minimización del Estado en un contexto neoliberal así no tengan los recursos
suficientes para financiar su salud, educación y demás bienes (este ejemplo es
mío).
En este estado de cosas, el
enfoque infrapolítico dota de nuevas herramientas el análisis sociológico de
los movimientos sociales. Pues todos estos accionares incipientes manifestados
a través de lo cultural, son los primeros rasgos identitarios que pueden dar
origen a manifestaciones de hecho o acciones colectivas que se transformen en
una organizaciones con características de movimiento social.
2. Premisas principales.
- El propósito del libro es comprender el comportamiento de los grupos
dominados.
- Los esclavos en la relativa tranquilidad de sus barrancas pueden
expresar su cólera, lo cual es imposible cuando se hace en frente.
- En la mayoría de las grandes estructuras de dominación, el grupo
subordinado tiene una existencia social muy considerable fuera de escena, y
ésta, en principio, le ofrece la oportunidad de desarrollar una crítica común
del poder.
- El discurso oculto de los
dominadores es igualmente un instrumento para el ejercicio de poder. Éste
contiene ese lenguaje -gestos, habla, actos- que los límites ideológicos dentro
de los cuales funciona la dominación excluyen del discurso público.
- La subsistencia de cualquier modelo de dominación siempre es
problemática. Es legítimo, pues, preguntarse, dada la resistencia que se le
opone, qué se necesita para mantenerlo en funcionarnicnto: ¿cuántas golpizas,
encarcelamientos, ejecuciones, tratos secretos, sobornos, amenazas,
concesiones? y, muy importante, ¿cuántas manifestaciones públicas de grandeza,
de castigos ejemplares de honestidad espiritual?. Etc.
- Ejemplos como los del monitoreo silencioso: sobre las formas en como
las élites contralan a los subordinados valiéndose del discurso oculto.
- El ocultamiento, el eufemismo y la unanimidad como estrategias del discurso
público para ocultar la disidencia en las relaciones de dominación.
- Como los editores prudentes de un periódico de oposición en una
situación de estricta censura, los grupos subordinados tienen que encontrar
maneras de transmitir su mensaje manteniéndose como puedan dentro de los
límites de la ley. Esa tarea requiere un espíritu arriesgado y un talento
especial para poner a prueba y aprovechar todas las inconsistencias, las
ambigüedades, los silencios y los errores que se presenten.
De esa manera, pretendo sugerir que la infrapolítica que hemos examinado
contiene gran parte de los cimientos culturales y estructurales de esa acción
política visible que hasta ahora ha atraído más nuestra atención.
Sin duda alguna, la infrapolítica es política real. En muchos sentidos, comparada
con la vida política en las democracias liberales, la infrapolítica se ejerce
con mayor entusiasmo, frente a mayores dificultades y con objetivos más
importantes. En ella se pierde y se gana terreno Concreto. Los ejércitos se
desmoronan y las revoluciones se vuelven posibles gracias a las deserciones en
la infrapolítica.
3. Reflexión.
El documento desarrollado por Scott, sin duda desafía propuestas
posestructuralistas del biopoder como es el caso de Foucault, donde todo se
deja en manos de la imposición del orden social, justificando así la hegemonía
del dominante hacia el dominado a través de la incorporación de conductas que
se reflejan hasta en el cuerpo. En Scott el poder se desafía, aunque este
proceso no siempre es evidente. El cuestionamiento del poder se hace en lo
cotidiano, cuando se apagan las luces, cuando la relación dominado-dominador no
es directa, no se están viendo.
En lo personal, considero el texto reseñado como un buen escrito, pues
dota de elementos sociológicos un argumento que se soporta en una cantidad
respetable de evidencia empírica. Me parece interesante que con Scott se
registra el origen del movimiento social desde el descontento cultural que se
ha venido expresando durante un periodo sostenido en el tiempo en el marco de
una situación de insatisfacción. Si bien un movimiento social, por lo general
no se mantiene durante largos periodos de tiempo, la resistencia “oculta”
propias de la infrapolítica sí que lo hace.
Así pues, leo un nuevo enfoque que me ayuda a entender la relevancia de la cultura política en algo que va más allá del realismo político (la guerra, la sangre, las víctimas, las acciones de hecho). Scott me invita a leer entre líneas, a ver cómo se legitima de manera sarcástica la dominación. Además me ayuda a entender la hipocresía, la aparente falta de carácter, las formas otras de relacionarnos. Con Scott se complejiza la forma weberiana de entender las relaciones de poder y dominación.