miércoles, 19 de abril de 2017

El oficio de investigar - Jorge Durand

Lectura: Durand, J. (2015). El oficio de investigar. En: Métodos Cualitativos y su aplicación empirista. Por los caminos de la investigación sobre la Migración internacional. El Colegio de la Frontera Norte – UNAM. México, pp. 47-75.

El oficio de investigar, es una tarea dispendiosa. Exige disponibilidad e involucramiento del investigador hacia su objeto, recursos, capacidad para el análisis, la reflexión y una afinada capacidad para recolectar, clasificar e interpretar información. Estos menesteres, se desarrollan con la experticia propia de la práctica y el tiempo. Es así como Durand (2015), valiéndose de una prosa amena, cargada de anécdotas históricas y literarias, trata de introducir el descubrimiento de esta práctica bajo la lupa de lo que se considera importante, sin caer en una noción técnica, propia del manual, cuan recetario académico. A continuación, la presente reseña, se encargará en un primer momento, de realizar un ejercicio de síntesis a este capítulo describiendo de manera sucinta los siguientes elementos: 1.La abducción, la retrospección y el pensar al revés. 2. La imaginación sociológica. 3. La obra maestra y el bosquejo. 4. La entrada al tema y el ingreso por la puerta falsa. 5. El ojo clínico. 6. El trabajo de campo. 7. El arte de narrar. En un segundo escenario, se pretende esbozar algunos comentarios y críticas a lo leído en el documento.  

El ejercicio investigativo es una mezcla de lógica, historicidad y creatividad. Los fenómenos que se estudian, pueden ser abordados de dos maneras, por un lado, pueden ser descritos por el investigador, a su vez, estos dan pie a la formulación de hipótesis que posteriormente se convierten en premisas explicativas del fenómeno, dando uso al método abductivo. Por el contrario, un ejercicio inductivo platea un panorama invertido, se formula una hipótesis para ser comprobada o falseada cuando se analiza la problemática abordada. Las dos formas, han hecho fuertes aportes a la ciencia, la primera, mucho más vigente en la medicina y la ciencia natural, la segunda, más usada en ciencias sociales. De la mano, de conocer estas formas de aproximación a lo que se estudia, Durand (2015) propone no dejar de lado  revisar el fenómeno desde sus raíces, conociendo sus antecedentes e historia, siendo conscientes que los fenómenos no necesariamente deben ser investigados de la forma tradicional, a través de teorías previamente formuladas o acercamientos anteriores al fenómeno. En este orden de ideas, el capitalismo puede llegar a ser un “sistema antimercado”, este planteamiento le permitió a Braudel descubrir que antes de que el este Modelo se creará, ya habían sistemas primitivos de competencia, monopolización y comercio a larga distancia (Durand. 2015. 55). Esta experiencia fue definida por el autor como pensar al revés.

Posteriormente, se plantea el concepto de Mills de imaginación sociológica, entendido, como la comprensión de la existencia y evaluación del destino, tras el ejercicio de comprensión del escenario histórico y el contexto de los demás individuos que habitan con el investigador como ser social analítico. Se recalca la importancia de su uso y se complementa con la aclaración de que se puede dar la posibilidad, que los temas a investigar sean difíciles de desarrollar, pues será complejo determinar un enfoque novedoso, o formas directas de abordarla. Sin duda, investigar exige imaginación, no solo conociendo el entorno, sino buscando alternativas para temáticas escurridizas, que se convierten en un desafío para el científico, partiendo de la lógica, de que no hay mal tema de investigación, sino malos investigadores.

Aunado a lo anterior, el investigador no solo debe estar predispuesto a tener posibles situaciones dilemicas a la hora de acercarse a su objeto, sino que debe desarrollar lo que Durand (2015) plantea, parafraseando a Durkheim, como el ojo clínico. Es decir, tener la capacidad de evadir los fenómenos que distorsionan la realidad, descubriendo y develando lo que realmente son científicamente hablando. En este estado de cosas, el trabajo de campo es fundamental, pues permite hacer una aproximación empírica, que no es sencilla, dado que se puede durar semanas enteras visitando grupos, instituciones, o nichos sociales sin el más pequeño viso de éxito. Así, de la mano de ese ojo capaz de rescatar todo lo importante, es necesaria una coraza de paciencia capaz de afrontar las frustraciones propias del deseo de recolectar información y no tener el más mínimo acercamiento a la misma en las primeras aproximaciones, viendo como lejano, el tan anhelado eureka que ha llenado de tanta felicidad a los más disciplinados investigadores.

Finalmente, dentro de la línea argumental del autor, se hace una importante reflexión acerca de la discusión de los resultados fruto de la investigación. Este proceso, al igual que los anteriores descritos, es primordial. Su relevancia radica en el impacto que deben generar, pues es el sumo de los que se investigó. Durand (2015) hace hincapié en la relevancia de una buena redacción en este proceso, en la necesidad de adoptar un estilo, valiéndose de frases o estrategias que cumplan la función de enganche al lector, pues la posibilidad de que un artículo, una tesis o un libro de investigación se lea o no, está supeditado a la forma en como exponemos nuestro producto terminado. Narrar lo encontrado en la investigación, como lo plantea el autor, más que un accionar mecánico, es un arte.


Así pues, de lo leído, me llama la atención varios aspectos. El primero es la capacidad del autor de mezclar en su estructura argumentativa, recursos propios de la literatura, las ciencias naturales, sociales y la historia, logrando captar la atención del que lee, sobre la base de ejemplos y anécdotas que le restan protagonismo a la tediosa lectura académica de algunos escritos con temáticas similares. Segundo, es que sin ánimo de ser un instructivo, logra que hacer énfasis en los problemas que se pueden afrontar a la hora de hacer investigación y en las competencias a desarrollar si se tiene la aspiración de dedicarse a este campo. Sin embargo, al no concluir, y tan solo reflexionar sobre temáticas varias de un objeto delimitado, me parece que su escrito queda un tanto escueto, pues más que invitar a la reflexión, deja al lector con el ánimo de saber cuál es su postura referente al ejercicio investigativo desde su experiencia, descubriendo o no, si para él vale la pena hacer investigación en un país como México. 

sábado, 15 de abril de 2017

La imaginación Sociológica y "Todo lo sólido se desvanece en el aire" - Mills y Berman


  • Lecturas: Wright Mills, C., La imaginación sociológica, Fondo de Cultura Económica, México, 1986. “Prólogo” de Gino Germani pp. 9-20; y Capítulo 1 “La promesa” pp. 23-43.
  • Alexander, J, Las Teorías Sociológicas desde la Segunda Guerra Mundial, Gedisa, Barcelona 1995; Capítulo: “¿Qué es la teoría?”, Pp. 11-27
  • Berman, M “Prefacio” e “Introducción”, en Todo lo sólido se desvanece en el aire, Editorial Siglo XXI, México, 1989, pp. 1-27.


¿Para qué la sociología? Este interrogante, corto en extensión, pero profundo en connotación trata de ser respondido de distintas maneras por Alexander, Mills y Berman. El primero, más teórico e histórico, el segundo valiéndose del concepto de “realidad sociológica” y el último enfilando sus respuestas al contexto espacio-tiempo de la Modernidad. El presente ejercicio reflexivo en un primer momento tratará de evidenciar el insumo neurálgico de los tres capítulos, para culminar con algunas preguntas que hagan apertura a una discusión más amplia sobre la realidad de las ciencias sociales en cuento a su utilidad actual.

Antes que nada, es menester rescatar los esfuerzos de Alexander por tratar de explicar un concepto sumamente complejo como lo es la teoría. Este artificio, no es más que una “abstracción”, que tiene como requisito fundamental estar en un permanente dialogo con las realidades sociales a las que se aproxima. En efecto, las teorías son construcciones explicativas de la realidad en un espacio y un tiempo determinado. Si la teoría es contemporánea, va a explicar fenómenos actuales, por esta razón posee un rol protagónico para la ciencia social, esta será la herramienta intrínseca capaz de darle sentido a todo el material empírico recolectado por el científico.

Las ciencias sociales, son un escenario de sistemático conflicto en la discusión del “como operar”. Es por esta razón que posee variedad de corrientes, metodologías y segmentación en los objetos de estudio. La teoría, no se salva de esta disyuntiva. Por el contrario, ha sido objeto de constate debate en cuanto a su uso, función y formas de construcción. Es así, como la teoría se puede concebir como el resultado de “presunciones generales”, “orientaciones ideológicas”, “modelos”, “conceptos”, “definiciones”, “clasificaciones”, “leyes”, “proposiciones”, “correlaciones”, “supuestos metodológicos” y/u “observaciones”. Para Alexander, encasillar la teoría en cualquiera de estas categorías es un sesgo reduccionista, pues la misma se compone de todos o varios de los elementos nominados.

En estado de cosas, es relevante comprender la tendencia geográfica y temporal a la hora de construir teoría en Sociología. Es así, como el Marx de la explicación de la interacción determinada por la explotación y la división de clases sociales, el Durkheim que argumenta que las relaciones se soportan en lazos de solidaridad y el Weber, refinado en sus explicaciones de dominación como puntal de la interacción social, fueron actores activos de una Europa enquistada en la guerra. Estos personajes, brillantes en su intención de hacer ciencia social, tuvieron poco reconocimiento en su momento, pues el mundo que habitaban tenía otras prioridades. Por otro lado, la teoría social contemporánea, renace con mayor ahínco en el EE.UU de la posguerra, en donde la sociología es un emprendimiento incipiente de las diversas facultades que incentivan la producción académica. Es en este espacio, donde el funcionalismo parsoniano logra destacarse como teoría social contemporánea.
Este recuento del estado de la cuestión respecto a la construcción teórica que plantea Alexander, se articula directamente al concepto de “imaginación sociológica” de Mills. Dicho concepto es definido, como la comprensión de la existencia y evaluación del destino, tras el ejercicio de comprensión del escenario histórico y el contexto de los demás individuos que habitan con ese ser social analítico. La sociología como disciplina y la teoría como herramienta (en términos de Alexander), nacen de esa inquietud y capacidad explicativa de lo cotidiano, desde una postura crítica.

Para Mills, las tres preguntas básicas que ponen en ejercicio la imaginación sociológica son las siguientes: ¿Cuál es la estructura de esta sociedad particular en su conjunto? ¿Qué lugar ocupa esta sociedad en la historia humana? ¿Qué variedades de hombres y mujeres prevalecen ahora en esta sociedad y en este periodo? (Barca, 2014). Estos cuestionamientos, son los que posteriormente, Berman sitúa en relación con un objeto mayormente delimitado: La Modernidad. ¿Por qué? Para él, este periodo histórico es fruto de una contradicción notable: “Ser modernos es encontrarnos en un entorno que nos promete aventuras, poder, alegría, crecimiento, transformación de nosotros y del mundo y que, al mismo tiempo, amenaza con destruir todo lo que tenemos, todo lo que sabemos, todo lo que somos” (Berman, citado por Ruiz del Olmo, 2011).

En consecuencia, este último autor sitúa en relación lo postulado por los anteriores, pues revisa teorías como la marxista, no desde el desgastado debate de conflicto de clase sociales, sino como insumo que permite evaluar el contexto histórico que habita y la trascendencia de la modernidad para la historia humana. Sin duda, Berman ejemplifica con su obra, el ejercicio del sociólogo que promueve Mills y Alexander, es decir, un individuo capaz de comprender realidades haciendo una revisión crítica de los autores que han tratado de explicarla, siendo juicioso, en revisar la historia y las implicaciones de esta en el comportamiento de los individuos que cohabitan el espacio de científico.
En definitiva, los aportes de estos tres autores al ejercicio del científico social son bastos. Por un lado, promueven una sistemática reflexión y crítica de las realidades a las que se aproxima el sociólogo, planteando preguntas a profundidad y valiéndose de modelos explicativos, ya sean clásicos o contemporáneos. Por otro, ejemplifican el accionar juicioso de la aproximación sociológica, revisando de manera detenida periodos actuales, comprendiendo así, sus virtudes y desmanes. Cabe preguntarse lo siguiente: ¿qué tan relevante es para la actual sociedad una revisión teórica seria, cuando lo que generalmente promueven los gobiernos, son las explicaciones empíricas, tomando la evidencia estadística como argumento legítimo de explicación (algunas veces manipulándola)? ¿La imaginación sociológica, solo debe estar presente en el sociólogo, o es un ejercicio que debe difundirse en instituciones como la familia y la escuela? ¿Cómo individuos somos conscientes de las ventajas y desventajas de ser hijos de la modernidad y estar situados en un escenario de posmodernidad?

En conclusión, la invitación de Alexander, Mills y Berman, es a la consolidación de individuos más críticos, con una intensión de agudizar su sentido científico para ampliar su espectro explicativo y finalmente, mejorar las condiciones en que se vive, siendo conocedor de la historia y de la realidad que se habita. La imaginación sociológica, no debe ser un accionar desarrollado desde los programas de pregrado o posgrado en las facultades de sociología, debe ser un acto cotidiano difundido desde el hogar y el colegio, retomando el planteamiento aristotélico del animal político. ¿Para que la sociología? Para comprender, explicar e interpretar nuestras realidades sociales, con el objetivo de enfrentar su dinamismo, haciendo frente a las desgracias y tomando con prudencia los atributos de la sociedad.
  • Referencias


Barca, A. (2014). La imaginación Sociológica: la promesa. Blog: Socio (filo). En busca de la solidaridad. Recuperado de: http://lpmnoentiendonada.blogspot.mx/2014/05/mills-la-imaginacion-sociologica-la.html
Ruiz del Olmo, F. (2011). Reseña de "Todo lo sólido se desvanece en el aire" de Marshall Berman. Razón y Palabra, vol. 16, núm. 75, febrero-abril. México.

viernes, 7 de abril de 2017

¿Cómo hacer investigación en Ciencias Sociales? - Hugo Saez

Lectura: Sáez, H. (2008). Cómo investigar y escribir en Ciencias Sociales, México, Universidad Autónoma Metropolitana, pp. 13-41.

El capítulo tiene como objetivo realizar una aproximación introductoria al estudio de las ciencias sociales como se conciben en la actualidad. Para ello, se vale de los siguientes insumos: 1. definir el concepto de ciencia separándola de la noción positivista de sinonimia con las ciencias naturales,  haciendo incongruente la idea de la absoluta objetividad para la multiplicidad de disciplinas sociales existentes. 2. realizar una reseña histórica en la cual se describe el origen de las ciencias sociales contemporáneas como artificios al servicio del sistema económico capitalista, describiendo consigo las diversas corrientes teóricas clásicas (positivismo y marxismo) y contemporáneas (estructural-funcionalismo y sociología de la dependencia). 3. abordar su faceta investigativa explicando temáticas de relevancia como lo es la determinación del objeto de estudio, el diseño de la pregunta de investigación y las hipótesis (y su posterior comprobación). 4. la importancia del lenguaje especializado y la utilización de conceptos para la comprensión de los fenómenos estudiados, ligado a la característica intrínseca de la ciencia social como disciplina que busca interpretar la realidad y comprender las interpretaciones de los diversos científicos sociales al mismo fenómeno, haciendo de estas disciplinas un escenario de constante discusión. 5. Finalmente, realizar una reflexión acerca de la necesidad de contribuir a que las ciencias sociales sean disciplinas críticas al servicio de la humanidad y no del mercado. El presente ejercicio de reseña, pretende sintetizar los cinco puntos nominados con la intensión de comprender con mayor acierto las ideas principales del capítulo.

Para Sáenz, el ejercicio de definir el concepto de ciencia social, es una tarea que se enmarca en una constante confusión. Por un lado, medirla con el racero positivista de disciplinas que están en una constate búsqueda de determinar la materialidad física de los fenómenos, es una noción burda y anticuada, que limita en sí mismo el alcance de los procesos investigativos, sin embargo, este propósito sigue teniendo cabida en la discusión disciplinar. Por otro lado, como ciencias, se tiene una fuerte fragmentación resultado de la burocratización de los centro de estudios, ignorando, la importancia que tiene la interdisciplinaridad para comprender de manera integral los fenómenos que se estudian.

Posteriormente, después de evidenciar la ambigüedad y la falta de integración, que caracteriza el actual estado de la ciencia social, el autor emprende una reseña histórica en la cual explica el origen de algunas disciplinas sociales en un marco de modernidad. La consolidación del capitalismo y acontecimientos de relevancia como la segunda guerra mundial, dieron origen a disciplinas como la antropología, la sicología social y la sociología. De esta última descripción, el autor explica el engranaje Ciencia/Tecnología/Producción/Mercado, situando a las ciencias sociales contemporáneas como saberes que investigan al hombre, con el objetivo racional de favorecer intereses particulares, en últimas es el resultado de la investigación un fruto al servicio del cliente. Aunado a lo anterior, Sáenz no solo reseña el contexto histórico en el cual se configura la génesis de las disciplinas, también habla de las corrientes teóricas que han sido hegemónicas tanto en lo clásico (positivismo y marxismo), como en lo contemporáneo (funcionalismo y teoría de la dependencia). A continuación, la presente gráfica, sintetiza los principales postulados de cada teoría.

Gráfica 1: Teorías en Ciencias Sociales

Clásicas
Contemporáneas
Positivismo: Como lo sostiene Comte, es la perfecta continuidad entre las ciencias naturales y las ciencias sociales. Es la búsqueda de la suprema objetivación de los objetos de estudio.
Funcionalismo: La vida humana no es una adaptación a las condiciones existentes, los fines de los actores sociales y la superación de los obstáculos para lograr dichas metas, son los verdaderos condicionantes de la dinámica social.
Marxismo: Es una vertiente con un matiz más ideológico. Su principal aporte, se centra en la instrumentación para el análisis histórico de la explotación y un arma de lucha contra la opresión económica y política.
Teoría de la Dependencia: Relación asimétrica entre el centro (EE.UU) y la periferia (América latina).

Fuente: Elaboración propia, sobre la base de Sáenz, 2008.

Consecuentemente, después de entablar este paneo breve a cerca de estas corrientes teóricas, el autor enfila sus argumentos hacia la aproximación investigativa en ciencias sociales valiéndose de tres momentos esenciales para realizar un buen ejercicio. El primero, es la propuesta de Bourdieu de la “ruptura epistemológica”, es decir, abandonar hábitos y prejuicios propios del sentido común, para obtener neutralidad investigativa. El segundo, es la determinación del objeto de investigación con conceptos claramente determinados y contrastables con el fenómeno, para finalmente, culminar con la comprobación de la hipótesis con datos objetivos (Sáenz. 2008. 27).

Respecto al segundo punto, el de la formación conceptual, Sáenz plantea que estos son el resultado de la combinación de datos empíricos, con objetivos de investigación y resultados de otros estudiosos. Sáenz, en algo coincide con Bourdieu (2008), quizás por la misma razón que trae a colación la ruptura epistemológica, es en el hecho de que ambos buscan que la investigación en ciencias sociales sea forjadora de teorías, y cumpla con un rigor conceptual capaz de explicar no solo el hecho al que se aproxima el investigador, sino que pueda servir como referente de análisis para investigaciones similares al objeto.

Finalmente, el autor dirige sus últimas consideraciones a un ejercicio que trasciende lo descriptivo hacia lo reflexivo. Su crítica, se enfoca en la ciencia social como artificio del circuito Ciencia – tecnología – producción y mercado. Sáenz, va más allá legitimando la relevancia de jerarquizar los problemas sociales nominando ejemplos de desigualdad y violencia estructural a nivel global. Para el autor, las ciencias sociales deben situar su mirada hacia problemas coyunturales que permitan mejorar las condiciones de vida de la humanidad en su conjunto.

Así pues, cabe plantearse las siguientes preguntas de lo leído: ¿Qué tan sencillo es llevar a la práctica la ruptura epistemológica? Teniendo presente que como investigadores estamos inmersos en esos contextos y algunas veces reproducimos los hábitos que allí cohabitan, ¿qué aconsejaría el autor para hacer este proceso de ruptura? ¿Las actuales investigaciones en América latina realmente están produciendo conceptos y teorías con vocación generalista capaz de explicar otros fenómenos? ¿Es posible para el investigador social escapar de las dinámicas del mercado y sobrevivir en el intento, haciendo investigaciones críticas capaces de contribuir a la mejoría de la realidad social?

Al respecto, la lectura que hoy fue objeto de análisis es valiosa en la medida que permite introducir al lector en el estado de la cuestión de las ciencias sociales actualmente. Sin embargo, se considera que este primer capítulo del libro al buscar realizar una descripción general, carece en ciertos momentos de especificidad, como por ejemplo, la explicación con mayor detalle de las teorías funcionalista y sociología de la dependencia, además de que deja abierto interrogantes como los nominados en el párrafo anterior. Sin duda, el estudio de las ciencias sociales es un emprendimiento complejo, pues es difícil soltar nuestra cultura como mortal, para tomar una envestidura científica con vocación de objetividad. Por ende, se conjetura con la siguiente disyuntiva: ¿Se pueden realizar ciencias sociales críticas al servicio de la gente, manteniendo la ruptura epistemológica? Por lo comprendido en el texto de Sáenz, es difícil reflexionar y proponer una respuesta rápida.  


REFERENCIAS:

Bourdieu, Pierre, Chamboredon, Jean-Claude y Passeron, Jean-Claude (2008), El oficio de sociólogo, Siglo XXI Buenos Aires. La ruptura y la construcción del objeto, pp. 27 – 81.